Casi 80 tumbas han sido halladas en los yacimientos de los municipios de Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán

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El mayor asentamiento humano del Calcolítico deja ver aún sus restos arqueológicos en los municipios aljarafeños tras el proyecto científico Valencina-Nord

La zona de interés arqueológico tiene una extensión de 780 hectáreas y abarca la cornisa del Aljarafe hasta Castilleja de Guzmán. Hectáreas pertenecientes a los municipios de Valencina de la Concepción y de Castilleja de Guzmán protegidas como zona arqueológica por las diferentes muestras prehistóricas localizadas en esta zona de la comarca del Aljarafe. El proyecto de investigación Valencina-Nord, promovido desde 2014 por el Instituto Arqueológico Alemán, la Universidad de Würzburg (Alemania) y la Universidad Autónoma de Madrid, descubrió ayer en este enclave una necrópolis perteneciente a la Edad del Cobre con 80 posibles tumbas de entre el 2800 y el 2600 antes de Cristo. Además, encontraron diferentes cabañas y posibles talleres para la talla de sílex, una piedra de molino de 40 kilos de peso y un posible pozo de agua.

Thomas X. Schuhmacher, del Instituto Arqueológico Alemán de Madrid, ha explicado que esta última campaña de investigación ha incluido prospecciones superficiales, excavaciones en el Cerro de la Cabeza y sondeos geofísicos en la zona norte del yacimiento, documentando unas 40 hectáreas del yacimiento. Los resultados de esta nueva campaña, según este arqueólogo, confirman los cinco recintos de “grandes fosos” delimitadores del yacimiento que ya habían sido identificados en anteriores campañas y, especialmente, han arrojado el descubrimiento de “otras dos líneas de fosos y un nuevo recinto circular pequeño con un diámetro de 120 metros”, que se suma a otra estructura similar ya detectada antes.


“Los hallazgos se extienden desde el Cerro de la Cabeza en Valencina por toda la cornisa del Aljarafe”, explicó a este periódico Manuel Vargas, arqueólogo del Museo de Valencina. En este sentido, el experto recalcó que “todos los años suelen haber dos nuevas campañas de investigación y este es el resultado de los trabajos realizados entre septiembre y octubre del año pasado, en este yacimiento del calcolítico. Valencina está rodeada por necrópolis y otros restos arqueológicos cuya antigüedad puede oscilar entre el 3300 y el 2200 antes de Cristo”. El descubrimiento lo convierte en el poblado calcolítico más grande de toda la Península Ibérica y de Europa Occidental.

La mayoría de los restos arqueológicos están relacionados con el asentamiento humano que, con mayor o menor periodicidad, habría acogido este territorio durante la Edad del Cobre, con los tholos de La Pastora, Matarrubilla y Montelirio como máximos exponentes de dicha cultura. En este sentido, durante los últimos años se han emprendido diferentes campañas en las que se han descubierto notables vestigios arquitectónicos de un gran recinto de carácter defensivo y de estructuras de cabaña.

Del mismo modo, esta investigación ha identificado “una vasta necrópolis septentrional” con “cerca de 80 posibles nuevas tumbas”, adicional a la gran zona de necrópolis del sureste del yacimiento. Vargas hizo especial hincapié en que esta posible necrópolis es resultado de la técnica de prospección magnética, que investiga la geología del subsuelo sobre la base de anomalías en el campo magnético de la Tierra.

En cuanto a los siguientes pasos, el arqueólogo municipal manifestó que ahora se está en la fase de estudio y clasificación de los materiales hallados y en septiembre y octubre próximos se proseguirá con las excavaciones ya que la superficie de interés arqueológico, que supera las 700 hectáreas de extensión, supone tarea para varias campañas anuales: “Continuaremos investigando y excavando las parcelas que son propiedad municipal. La exploración en los terrenos de propiedad privada es más complicada. Nuestra intención a medio plazo es analizar las estructuras funerarias”.


Espacios fortificados:
Los científicos de este equipo aún están “investigando tanto la cronología de estos dos recintos pequeños, como su función y su relación con los recintos concéntricos grandes”, según Thomas X. Schuhmacher, quien expone la hipótesis de que se tratasen de “espacios fortificados al exterior de los recintos” ya identificados o quizá zonas “rituales”.

Igualmente, esta investigación ha identificado “una vasta necrópolis septentrional” con “cerca de 80 posibles nuevas tumbas”, adicional a la gran zona de necrópolis del sureste del yacimiento, según destaca este responsable del Instituto Alemán de Arqueología de Madrid. En cuanto a las excavaciones en el Cerro de la Cabeza, han supuesto la documentación de vestigios interpretados como “cabañas y posibles talleres para la talla de sílex”, con materiales inicialmente datados en el Neolítico final.

La cronología:
“A la espera de confirmar la cronología con dataciones absolutas”, según precisa Thomas X. Schuhmacher, el equipo de investigadores fija “a mediados del cuarto milenio” antes de nuestra era el comienzo del poblamiento de este gran asentamiento humano, con la construcción del primer recinto de fosos a finales de dicho milenio, tras lo cual el crecimiento del enclave habría deparado la excavación de “nuevos fosos” delimitadores del mismo, hasta alcanzar su “apogeo” entre los años 2850 y 2600 antes de nuestra era, con unas 200 hectáreas de superficie.

“Esto lo convierte en el poblado calcolítico más grande de toda la Península Ibérica y de Europa Occidental”, enfatiza Thomas X. Schuhmacher, ratificando tal planteamiento y resumiendo que “las cabañas y talleres documentados, junto con el material descubierto”, inducen a pensar que este enclave acogió “una ocupación intensiva y continuada desde el Neolítico final o el Calcolítico inicial, hasta el final del Calcolítico hacia el año 2250” previo a la era actual, cuando habría contado con “un monumental foso de ocho o diez metros de anchura y 8,5 de profundidad”, período en el que finalmente su uso habría desaparecido “casi por completo”.

Otros hallazgos singulares:
Aparte de la necrópolis, esta campaña de investigación ha dado con otros hallazgos singulares: “Además de cerámica y restos de fauna hemos encontrado un vaso zoomorfo con forma de ave. Esta vasija debe ponerse en manos de restauradores y ha de someterse a un estudio analítico”, apostilló el arqueólogo.

Otro de los descubrimientos singulares que remarcó el experto fue el de una piedra de molino de unos 40 kilos y 60 centímetros de largo. Además, se ha encontrado una estructura que “se tiene que procesar todavía, pero por su forma y por la tipología de estructura cilíndrica podría tratarse de un pozo”. Este posible pozo de agua cuenta con un diámetro de un metro aproximadamente y una profundidad de más de cinco metros.

Fuente: Nius, MasDiario

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